BLOQUE 1 – Fundación traicionada (1810–1829)
Fundación traicionada: de la independencia en disputa a la entrega rivadaviana
Argentina no nació libre. Nació en disputa. Nació con una revolución incompleta, con héroes rotos, con pueblos silenciados y con una élite porteña que, mientras flameaba la bandera de la independencia, sellaba pactos con el mismo poder extranjero del que supuestamente nos emancipábamos. En ese parto doloroso quedó sembrada la matriz del saqueo: el privilegio de unos pocos, el endeudamiento como norma, la negación de lo propio como proyecto.
Entre 1810 y 1829 se fundó no solo un país, sino el modo en que ese país sería traicionado una y otra vez.
I. La revolución inconclusa (1810–1816)
La Revolución de Mayo fue el primer acto de una esperanza que no terminó de escribirse. Mientras José de San Martín cruzaba los Andes hacia la liberación de Chile y Perú, Manuel Belgrano moría pobre y enfermo, José Gervasio Artigas resistía desde el interior profundo y Martín Miguel de Güemes se desangraba en el norte, en Buenos Aires ya se repartían las cartas del poder.
Las clases altas porteñas, más preocupadas por evitar el “desborde plebeyo” que por consolidar la independencia real, buscaron moderar, limitar y redirigir el proceso.
La disputa no era solo contra España: era interna. ¿Seríamos una confederación de pueblos soberanos con base en la justicia, la tierra y la participación popular, o un enclave atlántico subordinado al comercio exterior y al capital británico?
II. Independencia sin soberanía (1816–1820)
La declaración de la independencia en Tucumán (9 de julio de 1816) no vino acompañada de una constitución consensuada, un modelo económico ni un programa de integración federal. Fue un grito político potente, pero sin andamiaje estructural.
La caída del Directorio tras Cepeda (1820) abrió un período de “anarquía del año XX”, con provincias enfrentadas y Buenos Aires negociando en soledad. La Banda Oriental fue entregada a la monarquía portuguesa mediante el Tratado de 1820, decisión que implicó romper con Artigas y sus principios confederales.
III. El modelo rivadaviano (1820–1827)
En ese contexto frágil emergió Bernardino Rivadavia, primero como ministro y luego como presidente de las Provincias Unidas del Río de la Plata. Su impronta fue la de un país centralizado en Buenos Aires, alineado con Gran Bretaña y adaptado al libre comercio.
Medidas clave de su gestión:
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Centralismo absoluto y control de la Aduana porteña.
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Tratados de comercio con Inglaterra (1825) en condiciones ventajosas para el socio británico.
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Supresión de autonomías provinciales.
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Reforma eclesiástica: expropiación y venta de bienes de la Iglesia, transferidos a aliados privados.
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Primer empréstito externo: un millón de libras esterlinas contratado con Baring Brothers.
El empréstito, aprobado en 1824, se justificó como vía para financiar obras públicas y “modernizar” el país. Sin embargo, de las 1.000.000 de libras solo llegaron efectivamente alrededor de 570.000 en metálico; el resto se perdió en comisiones, intereses adelantados y letras que nunca se convirtieron en dinero circulante. Gran parte de los fondos se usó para gastos corrientes y refinanciación de deuda interna, no para infraestructura.
No hubo hospitales, caminos ni escuelas. Sí hubo consolidación de una estructura donde el Estado asumía deudas para beneficio de grupos privados y del capital británico.
IV. El colapso y la llegada de Rosas (1827–1829)
El plan se agotó rápido. La guerra con el Imperio del Brasil (1825–1828) drenó recursos y profundizó la crisis. Rivadavia renunció en 1827, dejando un país más endeudado, dividido y dependiente.
En ese vacío emergió Juan Manuel de Rosas, apoyado por estancieros bonaerenses y caudillos aliados. Su política fiscal fue conservadora: mantuvo superávit y se negó a reconocer la deuda externa rivadaviana con el argumento de que “esa deuda es del puerto, no de la Patria”. Fue el primer quiebre explícito con la lógica de endeudamiento externo como política permanente. Esa resistencia lo convirtió en figura polarizante y blanco de la historiografía liberal que lo presentó como tirano.
EL PLAN
Quiénes lo hicieron:
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Bernardino Rivadavia – figura política central.
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Manuel García – agente financiero en Londres.
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Élites comerciales porteñas vinculadas a la Aduana.
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Baring Brothers y capitales financieros británicos.
Qué mecanismos usaron:
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Endeudamiento externo sin respaldo productivo.
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Reforma estructural para favorecer aliados.
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Centralización aduanera en Buenos Aires.
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Desplazamiento y marginación de caudillos federales.
A costa de qué:
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Soberanía hipotecada antes de consolidarse la Nación.
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Estado como pagador de intereses ajenos.
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Fractura económica y política entre Buenos Aires y el interior.
Cómo se repitió:
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El empréstito como modelo: deuda, fuga y concentración.
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El “progreso” definido desde parámetros externos.
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La dependencia estructural del capital foráneo.
🔁 Puente hacia el siguiente bloque
La herida abierta por Rivadavia no cicatrizó con su caída. Por el contrario, el país quedó sangrando: dividido en provincias desconfiadas, endeudado sin haber construido nada, con un puerto que seguía concentrando el comercio y un interior cada vez más aislado.
En ese vacío, el modelo de entrega pudo haber avanzado sin resistencia… pero la historia se torció. Desde la llanura bonaerense y la frontera del desierto apareció un hombre dispuesto a frenar la maquinaria. No venía a refundar la patria sobre bases nuevas, sino a impedir que se la llevaran puesta.
Ese hombre fue Juan Manuel de Rosas, y durante más de dos décadas logró algo que hasta entonces parecía imposible: gobernar sin endeudarse, resistir a las potencias extranjeras y sostener la soberanía de los ríos y de la tierra. Su tiempo sería breve en la escala de la historia, pero bastó para demostrar que el saqueo no era inevitable… y que quienes se beneficiaban de él no estaban dispuestos a tolerar una interrupción.