BLOQUE 10 – El infierno como método: dictadura, exterminio y saqueo estructural (1976–1983)
Cuando el Estado fue el enemigo. Cuando el pueblo fue el blanco. Cuando el capital brindó sobre la sangre.
I. El contexto: la sociedad al límite, el poder sin freno
El país llegó a marzo de 1976 atravesado por:
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Crisis económica: inflación anual superior al 300%, déficit fiscal elevado y estancamiento productivo tras años de dictaduras intermitentes.
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Violencia política: represión estatal, accionar de la Triple A y enfrentamientos armados con organizaciones guerrilleras.
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Desgaste institucional: gobiernos sin legitimidad plena, proscripciones y pactos rotos.
En ese escenario, los dueños de siempre —oligarquía terrateniente, grandes industriales, banqueros, Sociedad Rural, UIA, prensa hegemónica, embajadas extranjeras y jerarquía eclesiástica— articularon el golpe más planificado y brutal de la historia argentina.
El 24 de marzo, las Fuerzas Armadas tomaron el poder. No vinieron a “poner orden”: vinieron a reconfigurar la economía y destruir a la oposición social organizada.
II. El plan: disciplinar, robar, exterminar
El Proceso de Reorganización Nacional fue simultáneamente un programa de represión total y de reestructuración económica.
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Supresión de partidos, Congreso y actividad sindical.
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Más de 600 centros clandestinos de detención en todo el país (ESMA, Campo de Mayo, La Perla).
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Desaparición forzada como política sistemática: aprox. 30.000 personas secuestradas, torturadas y asesinadas.
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Terror como método de control social.
En lo económico, el ministro José Alfredo Martínez de Hoz aplicó un plan de:
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Apertura comercial indiscriminada y reducción de aranceles.
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Desindustrialización: cierre de más de 20.000 PYMES (1976–1982).
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Liberalización financiera (Ley de Entidades Financieras, 1977) que fomentó la especulación.
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Bicicleta financiera: tasas de interés exorbitantes y fuga de capitales.
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Estatización de deuda privada (1982): USD 17.000 millones de deuda corporativa traspasada al Estado.
El país pasó a ser un mercado abierto para el capital financiero y las multinacionales, a costa de su propio tejido social.
III. Cómplices, beneficiarios, verdugos
La dictadura fue un engranaje donde el poder económico y militar actuaron en conjunto.
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Grandes familias terratenientes: Martínez de Hoz, Blaquier, Anchorena, Pereyra Iraola, Bunge y Born.
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Sociedad Rural Argentina y UIA como lobbies centrales.
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Empresas nacionales y extranjeras: Techint, Ledesma, Ford, Mercedes-Benz, Acindar, Bridas, Papel Prensa, Clarín, La Nación.
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Banca internacional: Citibank, Chase Manhattan, Banco de Londres.
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Jerarquía eclesiástica que brindó cobertura moral y silencio.
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Medios de comunicación que ocultaron o legitimaron el terrorismo de Estado.
Mientras la economía se reconfiguraba para el saqueo, la represión eliminaba cualquier capacidad de resistencia.
IV. El pueblo y la resistencia: la memoria que no pudieron exterminar
Aun en el terror, hubo resistencia:
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Madres y Abuelas de Plaza de Mayo comenzaron a marchar en 1977 exigiendo por sus hijos y nietos.
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Trabajadores organizaron huelgas clandestinas y paros sorpresivos.
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Periodismo alternativo, redes barriales y militancia estudiantil mantuvieron viva la denuncia.
La derrota en la Guerra de Malvinas (1982) aceleró la caída del régimen.
La dictadura dejó un saldo de miles de muertos y desaparecidos, una deuda externa que pasó de USD 7.800 millones en 1976 a más de USD 45.000 millones en 1983, un país empobrecido y una sociedad marcada por el miedo… pero no vencida.
EL PLAN
¿Quiénes lo hicieron?
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Junta Militar: Videla, Massera, Agosti, Viola, Galtieri, Bignone.
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Martínez de Hoz y tecnócratas del capital.
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Oligarquía terrateniente, gran industria y capital financiero nacional e internacional.
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Multinacionales y grandes grupos locales (Ford, Techint, Ledesma, Papel Prensa).
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Sociedad Rural, UIA, cúpula eclesiástica y medios cómplices.
¿Qué mecanismos usaron?
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Represión masiva: desapariciones, torturas, asesinatos.
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Destrucción industrial, flexibilización laboral y apertura comercial.
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Especulación financiera y estatización de deuda privada.
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Entrega del patrimonio público y recursos estratégicos.
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Censura y propaganda.
¿A costa de qué?
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30.000 desaparecidos, miles de exiliados y familias destruidas.
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Colapso industrial y social.
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Deuda externa impagable.
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Sociedad fracturada por el miedo y la desigualdad.
¿Cómo se repitió?
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El modelo económico-financiero quedó como base estructural en democracia.
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Beneficiarios del saqueo conservaron su poder.
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La represión dejó como herencia doctrinas de seguridad interna que se reactivan en cada crisis.
🔁 Puente hacia el siguiente bloque
En 1983 volvió la democracia, pero no volvió el país que había existido antes del golpe. La herencia de deuda, pobreza, desindustrialización y trauma social condicionó toda la etapa posterior.
Lo que siguió fue la pelea por verdad, justicia y reparación, y la difícil reconstrucción de un Estado con memoria y un pueblo que supo sobrevivir al infierno.