BLOQUE 7 – El subsuelo al sol: la irrupción popular y la batalla por la nación (1943–1955)
Patria o colonia. Pueblo en la plaza, poder en la trinchera.
La historia argentina tiene un antes y un después de octubre de 1945. El país, que durante más de un siglo había sido administrado por estancieros, abogados y banqueros de apellidos repetidos, conoció el temblor: los “cabecitas negras” —obreros fabriles, migrantes internos, hijos del trabajo precario— cruzaron puentes y vías, marcharon desde el sur y el oeste del conurbano, desde barrios obreros y provincias lejanas, y ocuparon la ciudad blanca. No solo la ciudad: tomaron la palabra, la plaza y el derecho a existir.
Nada de esto fue espontáneo. Fue el resultado de una larga noche de exclusión: décadas de trabajo sin derechos, un modelo agroexportador excluyente, un país diseñado para que la riqueza terminara siempre en las mismas manos. Cuando el golpe militar de 1943 depuso al gobierno conservador, todo indicaba que seguiría la misma lógica… hasta que apareció un coronel distinto, que escuchó donde otros mandaban callar.
I. Un país partido, un pueblo invisible
Argentina salía de la Década Infame con heridas profundas:
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Oligarquía terrateniente intacta y fortalecida.
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Capital extranjero —ahora con creciente influencia estadounidense— dominando comercio y finanzas.
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Sindicatos semiclandestinos, represión y hacinamiento en conventillos y villas.
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Industria liviana en crecimiento, pero sin apoyo decidido del Estado.
Las mayorías populares —obreros industriales, peones rurales, migrantes del interior— eran fuerza de trabajo sin ciudadanía plena.
II. Perón y la construcción de poder popular
En ese contexto, Juan Domingo Perón llega en 1943 al Departamento de Trabajo (luego Secretaría de Trabajo y Previsión). No promete una revolución social, pero produce transformaciones tangibles:
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Estatuto del Peón Rural (1944).
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Vacaciones pagas y aguinaldo.
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Salario mínimo, vital y móvil.
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Reconocimiento y fortalecimiento de sindicatos.
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Expansión de hospitales, escuelas y planes de vivienda.
Por primera vez, el Estado coloca en su agenda las demandas de quienes siempre habían sido descartados. El eje económico y político comienza a desplazarse del puerto a las fábricas, de las estancias a los barrios obreros.
III. Octubre de 1945: el subsuelo se organiza
Cuando la presión de militares y sectores empresariales crece, Perón es arrestado y enviado a la Isla Martín García. El cálculo de sus adversarios: desactivar el movimiento en gestación.
El resultado: 17 de octubre de 1945.
Desde Avellaneda, La Boca, Barracas, el oeste del conurbano y ciudades industriales del interior, columnas de obreros y obreras —muchos descalzos, todos conscientes— cruzan el Riachuelo y colman Plaza de Mayo. La prensa conservadora habla de barbarie; la plaza, de dignidad.
Ese día, el pueblo argentino se reconoce como sujeto político: no pide caridad, exige derechos.
IV. El peronismo en el gobierno: revolución y reacción
Entre 1946 y 1955, con Perón en la presidencia, se desarrolla el ciclo de mayor inclusión social y avance industrial de la historia argentina:
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Nacionalización de ferrocarriles, bancos y servicios públicos.
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Creación del Instituto Argentino de Promoción del Intercambio (IAPI) para controlar comercio exterior.
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Pleno empleo, aumentos salariales, negociación colectiva.
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Voto femenino (Ley 13.010, 1947).
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Creación de la Fundación Eva Perón: salud, educación, vivienda.
Pero la reacción no se hace esperar:
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Boicot económico interno y bloqueo financiero externo.
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Campaña mediática sistemática contra el gobierno.
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Ruptura con la Iglesia (1954–55).
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Conspiraciones militares y atentados (bombardeo a Plaza de Mayo, 16 de junio de 1955).
En septiembre de 1955, el golpe autodenominado Revolución Libertadora derroca a Perón. El movimiento obrero es reprimido; el peronismo, proscripto.
Pero el 17 de octubre queda como mito fundante y advertencia histórica: el pueblo puede ser expulsado del gobierno, pero no de la memoria.
EL PLAN
¿Quiénes lo hicieron?
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Oligarquía terrateniente y grandes industriales desplazados del centro del poder.
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Capital extranjero (Reino Unido, EE. UU., empresas multinacionales).
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Cúpula eclesiástica y sectores del alto mando militar.
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Prensa hegemónica (La Nación, Clarín, La Prensa).
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Sectores medios antiperonistas articulados por intereses económicos y culturales.
¿Qué mecanismos usaron?
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Boicot económico y bloqueo financiero internacional.
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Campañas mediáticas de deslegitimación.
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Apoyo a huelgas patronales y conflictividad inducida.
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Planificación y ejecución de un golpe militar (incluyendo atentados como el bombardeo del 16/6/1955).
¿A costa de qué?
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Interrupción del ciclo más ambicioso de justicia social e industrialización autónoma.
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Represión, proscripción y persecución política masiva.
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Retorno a la dependencia económica y política.
¿Cómo se repitió?
- Cada vez que el pueblo construyó una herramienta política para transformar el país, el poder real organizó una alianza cívico-militar para restaurar el viejo modelo.
🔁 Puente hacia el siguiente bloque
Tras 1955, comienza un ciclo de proscripción, golpes y crisis. Ni la oligarquía logró restaurar el viejo orden sin resistencia, ni el pueblo volvió a aceptar la invisibilidad absoluta.
La disputa entre patria y colonia, inclusión y exclusión se convirtió en el pulso constante de la política argentina.