📘 Capítulo: Google, Meta y Amazon AWS
Los amos invisibles: infraestructura digital, datos y dominio cognitivo
1. Origen y consolidación del actor
Google (Alphabet Inc.), Meta Platforms Inc. (ex Facebook) y Amazon Web Services (AWS) son tres de las corporaciones tecnológicas más poderosas del mundo. Surgidas en Silicon Valley entre los años 90 y 2000, supieron expandirse más allá de sus rubros iniciales —búsqueda, redes sociales, comercio electrónico— para transformarse en estructuras de control informacional, infraestructura crítica y poder político transnacional.
En Argentina, se instalaron progresivamente desde comienzos del siglo XXI, primero como plataformas de uso masivo y luego como nodos esenciales de servicios digitales, almacenamiento de datos, publicidad, mapas, procesamiento cognitivo y servidores gubernamentales.
Su poder no proviene solo de su tamaño económico, sino de su capacidad para capturar datos, modelar subjetividades y alojar funciones críticas del Estado y la economía sin estar sometidos a ninguna jurisdicción efectiva.
2. Sectores donde operan
Estas corporaciones no solo operan en internet: lo constituyen. Entre sus principales áreas de influencia en Argentina:
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Infraestructura crítica de datos:
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AWS aloja servidores de organismos públicos, bancos, empresas estratégicas y gobiernos provinciales.
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Google Cloud se integra con sistemas estatales y privados de forma transversal.
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Publicidad digital y modelado de consumo:
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Google y Meta dominan el mercado de anuncios online.
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La economía digital de medios, e-commerce y entretenimiento depende de sus algoritmos y tarifas.
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Control de flujos de información y opinión pública:
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Facebook, Instagram, WhatsApp y YouTube son plataformas clave para la comunicación política, la organización social y el consumo cultural.
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Su moderación de contenidos opera sin regulación local ni transparencia real.
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Cartografía e inteligencia territorial:
- Google Maps y sus derivados son usados por servicios públicos, logística, defensa civil y ciudadanos sin saber si hay soberanía sobre esa información.
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Sistemas de autenticación y acceso:
- Login con Google, autenticación con Meta, uso masivo de Gmail: estos actores intermedian el acceso a miles de plataformas y servicios.
3. Métodos de extracción o concentración
Su modelo de acumulación es de extracción masiva de datos, control de infraestructura crítica y monopolio de servicios digitales clave, sin arraigo territorial. Entre sus métodos:
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Captura de datos personales, biométricos y conductuales, sin consentimiento informado ni resguardo nacional.
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Externalización fiscal: tributan en Irlanda, Delaware u otros paraísos fiscales. En Argentina pagan proporcionalmente menos que una pyme, a pesar de su dominio del mercado.
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Injerencia algorítmica en procesos democráticos: priorización o censura de contenidos políticos, manipulación de agendas públicas.
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Alojamientos estatales sin soberanía: bases de datos de organismos públicos alojadas en sus nubes, bajo sus reglas.
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Dependencia tecnológica creciente: cada vez más empresas y gobiernos argentinos no pueden funcionar sin sus servicios, generando una forma de colonialismo digital.
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Modulación del deseo y consumo: a través de inteligencia artificial, redes neuronales y perfilamiento psicológico, orientan el comportamiento individual y colectivo.
4. Vínculos políticos y redes de poder
Aunque no tienen oficinas llenas de lobistas en Buenos Aires, su poder se ejerce por diseño estructural y geopolítico. Aun así, han desarrollado múltiples vínculos locales:
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Gobiernos de todos los signos: acuerdos con ministerios, programas de digitalización, convenios educativos, migración de servidores públicos a AWS.
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Mediación diplomática vía Embajada de EE.UU.: cualquier intento de regulación o limitación genera presiones políticas.
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Alianzas con grandes medios y empresas: convenios con Clarín, La Nación, Mercado Libre y otras plataformas con fuerte presencia digital.
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Universidades y think tanks: financiamiento de programas, cátedras y conferencias que refuerzan su legitimidad y evitan debates críticos.
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Falsas pymes tecnológicas: usan partners locales como fachada para mantener su poder sin exposición directa.
5. Consecuencias para el país y la sociedad
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Pérdida de soberanía informacional y cognitiva: Argentina no controla los datos de sus ciudadanos ni el flujo de información que reciben.
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Vaciamiento impositivo estructural: miles de millones de pesos fugan anualmente en servicios y publicidad digital sin que el Estado pueda gravarlos con efectividad.
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Debilitamiento del ecosistema local: medios, desarrolladores, empresas y plataformas nacionales no pueden competir con el dominio absoluto de estos gigantes.
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Riesgo de censura y manipulación electoral: sus algoritmos definen qué se ve y qué no, incluso en campañas políticas o coyunturas sociales críticas.
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Infraestructura estratégica fuera del país: muchas plataformas del Estado dependen de servidores que no están bajo control argentino, generando un riesgo de seguridad nacional.
6. ¿Saben lo que hacen?
Sí. Estas corporaciones operan con una conciencia total de su rol de poder estructural. No son inocentes intermediarios tecnológicos: son gestores del nuevo orden digital global, y como tales, protegen sus intereses con diplomacia, lobby, acuerdos contractuales opacos y dominio técnico absoluto.
Tienen equipos dedicados a políticas públicas, abogados de primer nivel y estrategias globales para evitar regulaciones, debilitar Estados nacionales y asegurar la captura total del espacio digital.
Su poder no es accidental ni “emergente”: es planificado, desplegado globalmente y sostenido con ingeniería jurídica, informática y cultural.
7. Conclusión: su rol en la continuidad del modelo de país
Google, Meta y Amazon AWS son los nuevos actores coloniales del siglo XXI. Ya no necesitan territorios ni tropas: conectan, persuaden, alojan y orientan desde la nube.
El modelo de saqueo argentino, históricamente ligado a la tierra, las finanzas y los medios, ha encontrado en estas corporaciones su versión digital y expandida: extraen sin producir, acumulan sin devolver, moldean sin rendir cuentas.
El país no puede pensar un futuro soberano si su identidad, su infraestructura crítica y sus decisiones están mediadas por algoritmos extranjeros, controlados desde oficinas que no conocen ni reconocen la historia, la lengua o el destino de esta nación.
🔁 Contracara: ¿Cómo sería este rol al servicio del desarrollo nacional?
Un actor con la capacidad técnica de Google o AWS podría ayudar a construir una Argentina digital soberana, justa y federal. Pero para eso, habría que cambiar su lógica por completo.
Una contracara nacional, posible con voluntad política y cooperación regional, podría implicar:
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Una nube estatal y regional (Mercosur Digital), donde se aloje toda la infraestructura pública crítica.
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Regulación fuerte de la publicidad digital, para gravar las ganancias reales de estas empresas y evitar su competencia desleal.
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Algoritmos auditables y transparentes, con obligación de localización de datos sensibles.
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Fomento de plataformas públicas o cooperativas, que garanticen conectividad, acceso y contenidos sin sometimiento a intereses privados globales.
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Educación digital crítica y soberana, que forme ciudadanos que entiendan cómo funcionan los sistemas que usan.
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Política tecnológica como política de defensa, reconociendo que los datos, los servidores y las plataformas son campos de disputa soberana.
No se trata de prohibir ni retroceder. Se trata de dejar de regalar el alma digital del país a corporaciones que no tienen bandera ni compasión.
Porque si no gobernamos nuestras redes, alguien más lo hará por nosotros —y no será por nuestro bien.