📘 Capítulo: JP Morgan / Jamie Dimon
El banco del mundo: deuda, fuga y disciplinamiento financiero global
1. Origen y consolidación del actor
JPMorgan Chase & Co. es el mayor banco de Estados Unidos y uno de los más poderosos del mundo. Su historia se remonta al siglo XIX, ligado a la consolidación del capitalismo industrial norteamericano y a la expansión financiera global.
En América Latina —y especialmente en Argentina— su rol se volvió central a partir de los años 90, con las privatizaciones, la apertura financiera y la valorización del capital especulativo. En paralelo, comenzó a operar como asesor, acreedor, tenedor de deuda, operador bursátil y colocador de bonos soberanos.
Su CEO desde 2005, Jamie Dimon, se convirtió en una figura clave del poder económico global. Es interlocutor habitual de presidentes, del Tesoro norteamericano y de organismos multilaterales. En Argentina, la voz de JP Morgan es escuchada como señal del “humor del mercado”, y sus operadores locales han ocupado o asesorado ministerios, bancos centrales y mesas de deuda.
No es un banco: es una superestructura de poder global con tentáculos en deuda, medios, commodities, política internacional y fuga de capitales.
2. Sectores donde opera
JP Morgan no tiene presencia territorial ni productiva directa en Argentina, pero opera desde las sombras del sistema financiero, donde puede:
- Comprar y vender deuda soberana argentina, presionar sobre el riesgo país y condicionar colocaciones futuras.
- Oficiar como banco colocador de deuda externa, cobrando comisiones multimillonarias.
- Aconsejar a gobiernos y grandes fondos sobre “confianza” o “riesgo país”, determinando flujos de capital.
- Intermediar en operaciones de fuga, blanqueo, compra de activos y fondos buitre.
- Formar cuadros financieros que luego ocupan cargos públicos clave.
El JP Morgan no necesita oficinas: está presente en cada política económica subordinada al dólar y a los mercados globales.
3. Métodos de extracción o concentración
El banco no extrae valor como una empresa minera o sojera. Lo hace mediante la arquitectura financiera global, con métodos indirectos pero devastadores:
- Colocación de deuda a tasas usurarias, con condiciones técnicas que subordinan al país desde la letra chica.
- Participación en comisiones abusivas por cada bono emitido, incluso en los más ruinosos (como los de 2016–2018).
- Presión a través del “riesgo país”: sus informes y operaciones modelan el costo del crédito para Argentina.
- Injerencia en decisiones macro a través de reportes, mesas técnicas, foros internacionales y lobbies en el FMI.
- Fomento de la bicicleta financiera: entrada y salida de capitales especulativos que destruyen la estabilidad monetaria.
- Alianzas con fondos buitre y estudios jurídicos que litigan contra Argentina en tribunales internacionales.
En resumen: no producen, no trabajan, no invierten a largo plazo. Intermedian, condicionan, fugan.
4. Vínculos políticos y redes de poder
El poder de JP Morgan en Argentina no se ejerce de forma abierta, sino por vasos comunicantes:
- Luis Caputo, Santiago Bausili y otros funcionarios de Cambiemos fueron empleados o socios de bancos como JP Morgan o Deutsche Bank.
- Ex funcionarios de Economía, BCRA y Finanzas terminan trabajando en JP Morgan u operando en su nombre.
- Fondos de inversión como BlackRock o Templeton tienen relaciones cruzadas con JP Morgan y siguen sus señales.
- El FMI y el Tesoro de EE.UU. coordinan sus posturas con bancos como JP Morgan, que “interpretan” las condiciones del mercado.
JP Morgan también incide en los medios financieros (Bloomberg, Reuters, Financial Times), que replican sus reportes como verdades incuestionables.
5. Consecuencias para el país y la sociedad
- Endeudamiento eterno: la intermediación de JP Morgan encareció el crédito externo, encadenando a la Argentina a ciclos de deuda impagable.
- Condicionamiento estructural: sus “recomendaciones” definen si un gobierno accede o no a financiamiento global.
- Comisiones ocultas y privilegios bancarios en cada emisión de bonos, incluso cuando se sabía que el default era inminente.
- Fuga de divisas vía offshores, fondos y bancos intermediarios, invisibles para el control estatal.
- Legitimación del saqueo: sus reportes y declaraciones suelen justificar ajustes, recortes, reformas laborales y jubilatorias.
- Captura técnica del Estado: muchos de sus ex empleados ocupan funciones públicas, cerrando el circuito de obediencia a los mercados.
6. ¿Saben lo que hacen?
Sí, de forma absolutamente consciente.
JP Morgan no actúa por error ni por ingenuidad. Su negocio es el ciclo de endeudamiento, fuga y renegociación perpetua. No hay productividad, inversión o desarrollo: hay especulación, tasa, y control.
Jamie Dimon —el CEO global— es uno de los hombres más poderosos del planeta. Tiene contacto directo con la Reserva Federal, con el Tesoro norteamericano, con presidentes, y con la cúpula de empresas energéticas y tecnológicas. Conoce perfectamente la función que cumple el banco en países como Argentina: garantizar que los recursos se extraigan sin conflicto.
Es el administrador global del orden financiero. Y Argentina, en ese orden, es una plaza para ganar dinero, no una nación a respetar.
7. Conclusión: su rol en la continuidad del modelo de país
JP Morgan no gobierna, pero manda. Define desde afuera lo que el país puede hacer hacia adentro. Representa el grado más sofisticado de subordinación económica: la que no necesita cañones, ni decretos, ni invasiones, porque se firma en inglés, en Nueva York, y en nombre del “riesgo país”.
Es uno de los grandes ganadores del modelo argentino: cobra comisiones, presta dinero, lo recupera con intereses, condiciona reformas, compra bonos en default, y luego litiga para cobrarlos con ganancias gigantescas. Todo, desde la supuesta “neutralidad” del mercado.
JP Morgan es la versión postmoderna de la Baring Brothers del siglo XIX, con traje digital y presencia total. No hace falta verlo: está en la deuda, en la tasa, en la fuga, en la voz del funcionario que repite que “no hay alternativa”.
🔁 Contracara: ¿Cómo sería este rol al servicio del desarrollo nacional?
Es difícil imaginar a JP Morgan trabajando por el desarrollo argentino. Pero si existiera una banca pública internacional con escala, visión y poder, podría cumplir ese rol:
- Colocar deuda a tasas razonables, orientada exclusivamente a inversión en infraestructura productiva.
- Acompañar planes de desarrollo regional, no políticas de ajuste.
- Impedir la fuga, en lugar de facilitarla.
- Presionar para cerrar paraísos fiscales, en lugar de operarlos.
- Trabajar con Estados soberanos, no contra ellos.
Lo que haría falta es reemplazar a JP Morgan por una arquitectura financiera alternativa, con un Banco del Sur, cooperación regional, integración productiva y ciencia aplicada.
Porque no se trata solo de dinero: se trata de quién decide para qué se endeuda un país, para quién trabaja su economía, y quién escribe las reglas del futuro.