📘 Capítulo: José Alfredo Martínez de Hoz

El arquitecto civil del saqueo estructural argentino


1. Origen y consolidación del actor

José Alfredo Martínez de Hoz nació en 1925 en el seno de una de las familias patricias más poderosas del país, grandes terratenientes de la provincia de Buenos Aires. Su apellido aparece ligado al poder económico desde el siglo XIX, con roles en la fundación de bancos, frigoríficos, la Sociedad Rural Argentina y gobiernos conservadores.

Antes del golpe de 1976, Martínez de Hoz ya había sido funcionario económico durante la dictadura de Onganía (1966–1970), donde se desempeñó como Ministro de Economía de José María Guido. También fue presidente del CEA (Consejo Empresario Argentino), fundado en 1967, que nucleaba a los principales grupos económicos del país: Bunge & Born, Techint, Loma Negra, Pérez Companc, Acindar, Bridas, entre otros.

A partir del 24 de marzo de 1976, asumió como Ministro de Economía de la dictadura de Jorge Rafael Videla. Desde allí, impulsó la reforma estructural más profunda que haya conocido la economía argentina moderna, orientada a desmantelar el modelo industrialista, nacionalista y regulado que había predominado desde 1945.


2. Sectores donde opera

Martínez de Hoz no fue empresario en sentido tradicional, sino ideólogo y operador político del gran capital agrofinanciero argentino. Desde sus cargos públicos y privados articuló los intereses de los siguientes sectores:

  • Oligarquía terrateniente (como miembro histórico de la Sociedad Rural).

  • Banca local e internacional (en vinculación con Chase Manhattan, Morgan, Citibank).

  • Grupos económicos locales y transnacionales (a través del CEA).

  • Estado nacional, desde donde promovió y ejecutó la reforma económica neoliberal.

Como CEO de Acindar antes del golpe (grupo industrial que colaboró con la represión sindical en sus plantas), ya había demostrado su capacidad de articular intereses empresariales con dispositivos de disciplinamiento represivo.


3. Métodos de extracción o concentración

Martínez de Hoz instaló los mecanismos estructurales del saqueo, varios de los cuales siguen vigentes hoy. Sus métodos principales fueron:

  • Apertura indiscriminada de importaciones: destruyó miles de pymes y sectores industriales nacionales.

  • Liberalización financiera: eliminó regulaciones bancarias, atrajo capital especulativo y fomentó la fuga legal de divisas.

  • Endeudamiento externo acelerado: la deuda pública pasó de USD 7.800 millones en 1976 a 45.000 millones en 1983, sin mejoras estructurales, pero con fuertes ganancias para bancos acreedores y grupos locales.

  • Fijación de la “tablita” cambiaria: sobrevaluó el peso, encareció exportaciones e incentivó la bicicleta financiera.

  • Desindustrialización programada: instaló la idea de que Argentina debía dejar de “fabricar todo” y especializarse en agro y servicios.

  • Concentración económica: benefició a grupos económicos afines (Techint, Macri, Bridas, Fortabat), mediante obra pública, estatización de deudas y subsidios selectivos.

  • Leyes regresivas aún vigentes, como la Ley de Entidades Financieras (1977) que blindó a los bancos y eliminó el crédito productivo como obligación estatal.


4. Vínculos políticos y redes de poder

Martínez de Hoz fue el vínculo decisivo entre el poder militar y el poder económico, y el operador civil que diseñó y ejecutó el nuevo orden económico.

  • Dictadura militar: convenció a Videla de que la “pacificación” permitiría la modernización económica. Fue quien coordinó la represión con la reestructuración económica, persiguiendo a dirigentes sindicales, trabajadores de fábricas estratégicas y economistas críticos del modelo.

  • CEA (Consejo Empresario Argentino): su creación sirvió para aglutinar al gran capital nacional e instalar una visión unificada de clase que pedía “orden” y “mercado”.

  • Banca internacional: mantuvo vínculos estrechos con el sistema financiero global, que vio en Argentina una plaza de colocación de deuda rentable, con garantía de represión.

  • Think tanks neoliberales internacionales: promovió desde el Ministerio la influencia de la Escuela de Chicago y su visión de “Estado mínimo, mercado máximo”.

  • Sociedad Rural Argentina: fue su presidente. Desde allí articuló el regreso de los intereses terratenientes al centro de la política económica.


5. Consecuencias para el país y la sociedad

El paso de Martínez de Hoz por el Ministerio de Economía dejó una huella indeleble en la historia argentina, cuyas consecuencias siguen activas:

  • Implosión del tejido industrial nacional: cierre de fábricas, desempleo masivo, pérdida de saberes productivos.

  • Nacimiento de la deuda externa como cadena estructural: un país que nunca había tenido problemas crónicos de deuda pasó a depender de la emisión de bonos para sobrevivir.

  • Fuga de capitales como norma: se institucionalizó el derecho del capital a salir sin controles, destruyendo el ahorro interno.

  • Represión como complemento económico: miles de trabajadores, sindicalistas, estudiantes y profesionales fueron secuestrados, torturados y desaparecidos. Muchos eran delegados sindicales o economistas críticos del nuevo modelo.

  • Concentración y extranjerización: el país pasó de tener un modelo mixto y nacional a un modelo primario, dependiente, endeudado y extranjerizado.

  • Pérdida de soberanía económica: Argentina comenzó a negociar su política fiscal y monetaria con acreedores, bancos y organismos externos.


6. ¿Saben lo que hacen?

Sí. Martínez de Hoz sabía perfectamente lo que estaba haciendo. No fue un técnico con ideas equivocadas, sino un ideólogo de clase que diseñó un país para los suyos.

Su objetivo nunca fue el desarrollo nacional ni el bienestar de las mayorías. Fue, en cambio, garantizar el retorno al poder de la oligarquía agrofinanciera, disciplinar a la clase trabajadora, abrir el país al capital extranjero y transformar el Estado en una herramienta al servicio del mercado.

Su plan no fracasó: se cumplió con eficacia. Lo que para el pueblo fue una catástrofe, para sus aliados fue un negocio redondo.

A su muerte en 2013, nunca había rendido cuentas por los crímenes económicos y humanos que promovió. Fue protegido por la justicia y por el silencio cómplice de los grandes medios.


7. Conclusión: su rol en la continuidad del modelo de país

Martínez de Hoz fue el arquitecto civil del modelo de saqueo estructural argentino. No inventó la desigualdad, pero le dio forma, ley, doctrina, método y duración. Su plan fue el primero en articular deuda, fuga, apertura, concentración y represión en un solo movimiento histórico.

Todo lo que vino después —Cavallo, Menem, Macri, Caputo— camina sobre las bases que él dejó instaladas. Su figura no pertenece solo al pasado: es el punto de origen de una continuidad que persiste hasta hoy.

Entenderlo a él es entender el plano que debe ser desarmado para construir otra Argentina.


🔁 Contracara: ¿Cómo sería este rol al servicio del desarrollo nacional?

El rol de ministro de Economía durante un momento crítico —como lo fue 1976— podría haber sido una oportunidad histórica para iniciar una etapa de industrialización planificada, justicia social sostenida y soberanía económica real.

Un Martínez de Hoz con compromiso patriótico habría podido:

  • Proteger y expandir el aparato industrial argentino, en lugar de desmantelarlo.

  • Reforzar el control estatal sobre sectores estratégicos como la banca, el comercio exterior, la energía y la tierra.

  • Impulsar una reforma tributaria progresiva, que financiara el desarrollo con equidad.

  • Fortalecer el mercado interno, en vez de subordinarlo al capital financiero externo y a la especulación importadora.

  • Limitar el endeudamiento externo a proyectos estratégicos productivos, no como herramienta de disciplinamiento político.

  • Defender la soberanía económica frente a las corporaciones multinacionales y los organismos financieros internacionales, no entregarles el timón.

Un ministro así, en lugar de iniciar la era de la bicicleta financiera, la desindustrialización y la dependencia, habría sido recordado como el artífice de una economía moderna, nacional y socialmente justa.

La tragedia no fue solo la dictadura: fue que se aprovechó el terrorismo de Estado para reordenar la economía en contra del pueblo y a favor de una élite histórica.
La economía de la sangre no fue un accidente: fue un proyecto.