📘 Capítulo: Techint - Paolo Rocca

La multinacional argentina del poder permanente


1. Origen y consolidación del actor

El Grupo Techint fue fundado en 1945 por el ingeniero Agostino Rocca, italiano radicado en Argentina, como una empresa dedicada a obras de infraestructura y provisión de insumos para la industria pesada. Desde entonces, fue expandiéndose hasta convertirse en el mayor conglomerado industrial argentino y una de las empresas más importantes de América Latina. Hoy, bajo la conducción de Paolo Rocca, nieto del fundador, Techint controla más de 100 empresas en más de 40 países y emplea a decenas de miles de personas.

Desde sus inicios, Techint supo combinar capacidad técnica, vínculos estrechos con el poder político y expansión hacia sectores estratégicos. Su crecimiento fue posible gracias a contratos estatales, licitaciones públicas y participación directa en planes de infraestructura de gobiernos militares y democráticos. La empresa consolidó un modelo de acumulación basado en ser proveedora del Estado en contextos de concentración del poder.


2. Sectores donde opera

Techint tiene una estructura empresarial diversificada, con presencia clave en:

  • Siderurgia: control total de Siderar y Tenaris (tubos de acero para la industria petrolera).

  • Petróleo y gas: participación en Vaca Muerta a través de Tecpetrol.

  • Construcción e infraestructura: licitaciones de rutas, gasoductos, represas y otras obras estatales.

  • Salud privada: fundación y control del sistema hospitalario privado en algunos países.

  • Ingeniería industrial: plantas industriales, minería, energía.

  • Finanzas e inversiones inmobiliarias: áreas menores pero activas.

Esta presencia transversal le permite influir directamente en el aparato productivo nacional, especialmente en sectores estratégicos donde el Estado requiere insumos clave (gas, acero, obras).


3. Métodos de extracción o concentración

Techint se ha consolidado como actor dominante del modelo extractivo-industrial argentino a través de varios métodos:

  • Privatizaciones dirigidas: durante los años 90, Techint compró Somisa, la acería estatal, a precio muy inferior a su valor real, consolidando su control del acero nacional.

  • Represión sindical estructural: desde la dictadura, las plantas del grupo fueron escenario de desaparición de obreros y persecución a delegados sindicales. La represión sirvió para imponer una disciplina laboral y una estructura de costos favorable a la empresa.

  • Contratos públicos garantizados: Techint ha sido adjudicataria de obras clave bajo todos los gobiernos. Ejemplos recientes incluyen el Gasoducto Néstor Kirchner, licitado en 2022.

  • Presión política constante: como exportadora de insumos estratégicos (como tubos para la industria petrolera global), Techint condiciona decisiones políticas relacionadas con precios, subsidios, retenciones, acuerdos internacionales.

  • Internacionalización financiera: gran parte de sus utilidades son declaradas en sus subsidiarias en el exterior. Tenaris, su joya, cotiza en bolsa de Nueva York. Esto le permite minimizar su carga impositiva local y fugar ganancias legalmente.


4. Vínculos políticos y redes de poder

Techint ha desarrollado una capacidad de lobby transversal, adaptándose a todos los gobiernos democráticos y dictaduras desde 1955. Entre sus vínculos principales se destacan:

  • Dictadura de 1976–1983: Techint fue contratista del régimen militar. Varios obreros de sus plantas fueron desaparecidos, y sus directivos colaboraron con las fuerzas represivas.

  • Gobierno de Menem: se benefició con la privatización de Somisa y con grandes licitaciones de infraestructura. Fortaleció su brazo energético y extendió su influencia regional.

  • Gobiernos kirchneristas: mantuvo tensiones con el gobierno, pero fue proveedora habitual del Estado. Su CEO Paolo Rocca fue uno de los grandes actores económicos que logró mantener su poder intacto.

  • Gobierno de Macri: relaciones más armoniosas. Participación directa en foros empresariales como la AEA (Asociación Empresaria Argentina), desde donde influye en la definición de políticas públicas.

  • Gobierno de Alberto Fernández y posterior: Rocca mantuvo una relación pragmática, defendiendo sus negocios en Vaca Muerta. En momentos clave, presionó mediáticamente para obtener mejores condiciones fiscales o regulatorias.

En paralelo, Techint tiene fuerte presencia en instituciones como la UIA (Unión Industrial Argentina) y participa en tanques de pensamiento como el CARI o foros internacionales empresariales. También financia programas de formación, becas y medios de comunicación especializados.


5. Consecuencias para el país y la sociedad

El dominio estructural de Techint en sectores estratégicos ha tenido consecuencias múltiples:

  • Concentración productiva: la Argentina depende de Techint para acceder a insumos clave como el acero. No hay competencia real interna.

  • Disciplinamiento laboral: la historia represiva en sus plantas, la cooptación sindical y la tercerización extrema marcan su modelo laboral.

  • Desnacionalización de ganancias: aunque opera en el país, gran parte de sus utilidades no se reinvierten, sino que se remiten a sus holdings en el exterior.

  • Cooptación de la obra pública: su peso en licitaciones condiciona muchas veces los precios, tiempos y márgenes de negociación estatal.

  • Debilitamiento de la política energética soberana: en Vaca Muerta, Techint actúa como operador privado con gran poder de presión sobre subsidios, regulaciones ambientales y tarifas.


6. ¿Saben lo que hacen?

Sí. Techint no es solo una empresa, es un actor político-económico de altísimo nivel. Sabe exactamente cómo funciona el sistema que explota y participa activamente en su diseño y defensa. Su historia muestra que no responde solamente a la lógica de maximizar ganancias, sino que opera como una corporación de poder estructural: presiona sobre gobiernos, forma opinión, define marcos regulatorios, coadministra recursos estratégicos.

Su capacidad de adaptarse a cualquier contexto —dictadura, democracia, populismo, neoliberalismo— revela una conciencia plena de su rol histórico y de sus privilegios estructurales.


7. Conclusión: su rol en la continuidad del modelo de país

Techint representa una de las formas más sofisticadas del modelo de país subordinado a intereses privados de alta concentración. A diferencia de actores especulativos, su poder es material, persistente, institucionalizado. Produce, construye, invierte —pero lo hace desde una posición de dominio que captura decisiones públicas, define reglas de juego y excluye modelos alternativos de desarrollo.

No solo forma parte del modelo de saqueo: lo estabiliza, lo internacionaliza y lo reproduce bajo nuevos formatos. Por eso, interpelar a Techint no es una cuestión de moralidad, sino de soberanía: preguntarse si un país puede tomar decisiones propias cuando una corporación domina simultáneamente la energía, el acero, la infraestructura y parte de su clase dirigente.


🔁 Contracara: ¿Cómo sería este rol al servicio del desarrollo nacional?

Dirigir un grupo como Techint, con capacidad industrial, tecnológica, exportadora y presencia global, podría haber convertido a su titular en uno de los pilares de una Argentina industrial, soberana y con empleo de calidad.
El problema no es tener una multinacional argentina: el problema es utilizarla como vector de presión política, concentración de renta y subordinación al capital extranjero.

Una contracara nacional del rol de Paolo Rocca hubiera implicado:

  • Ubicar a Techint como locomotora de la metalurgia regional, integrando pymes, cooperativas y universidades en cadenas productivas sostenidas.

  • Producir acero, tubos, maquinaria y estructuras para obras estratégicas del país, como trenes, puentes, energía eólica o gasoductos, con precios razonables y con prioridad nacional.

  • Renunciar a presionar por la apertura indiscriminada de importaciones, cuando eso afecta al entramado industrial local que depende de su producción.

  • Evitar los despidos masivos en contextos de crisis, apostando por el sostenimiento de la planta productiva con acuerdos compartidos.

  • Reinvertir en ciencia e innovación aplicada al desarrollo argentino, más allá del lobby corporativo o los vínculos con fondos especulativos.

  • Ser vocero de una burguesía industrial que piensa en el país a 30 años, no en la acción bursátil de la próxima semana.

Un Paolo Rocca con mirada nacional podría haber sido el nuevo Savio, el líder de un polo siderúrgico latinoamericano integrado y justo.
Pero eligió ser el custodio de su propia rentabilidad, incluso si eso implicaba chantajear gobiernos, deslocalizar producción o coquetear con los enemigos de la industria nacional.

Porque el acero argentino puede construir soberanía o levantar rejas:
y esa elección no la hacen las máquinas, la hacen los hombres.